Al otro lado del bulevar

Enredada online

Gamonal podría ser cualquier barrio de cualquier ciudad. Sus  vecinxs  podríamos ser cualquiera  de  nosotras , su plan urbanístico al servicio de intereses de unos pocos es el día a día de cualquier municipio. Su tasa de paro es la nuestra y su determinación ante los abusos de la clase política, debería ser también algo de todas.

Hay quien se empeña en desviar los verdaderos motivos de la lucha, quien repite incesantemente aquello de “quieren ganar en la calle, con violencia, lo que no ganaron en las urnas”. Y yo me pregunto, por qué nunca surge la reflexión de que son aquellos que ganaron en las urnas los que tienen que defender día a día su gestión en las calles. Porque a nosotras, las ciudadanas, no se nos va a pedir opinión hasta dentro de otros dos años. Y mientras ni podemos ni queremos permanecer calladas. Por mucho que les moleste.

De pronto, un asunto local, como la construcción de un bulevar con un presupuesto disparatado, se convierte en tema de discusión en tertulias, en programas que conectan en directo en horario de prime time. Y lo que se hace más evidente es la criminalización de la protesta social. Una protesta, que en el caso de Gamonal, no es nueva. Han estado dos meses pidiendo de manera pacífica la paralización de las obras. Dos meses sin ser escuchadas. Hasta que se hartaron. El malestar, el cabreo ciudadano no puede expresarse en un diálogo no escuchado por la otra parte. Lo vemos a diario. Manifestaciones multitudinarias que son ignoradas bajo el argumento de la mayoría silenciosa.

Si algo nos ha recordado Gamonal es la importancia de los barrios. Vivimos en ciudades masificadas y construidas para evitar lugares de encuentro entre vecinos, ciudades grises y frías para una sociedad gris. Ni siquiera conocemos al vecino de enfrente, no conocemos las necesidades de nuestro barrio, ni siquiera nos las planteamos. Afortunadamente, esta situación parece estar cambiando en los últimos años. Gracias a asambleas de barrio se han recuperado espacios para las vecinas, espacios en los que se habla y se piensa en común. Y ahí es donde empezamos a ganar la batalla.

El pasado mes de agosto, con una ciudad como Madrid medio vacía, muchas fuimos partícipes de la importancia de luchar desde abajo, codo a codo, y hacerlo unidas. El barrio de Tetúan conseguía movilizar a personas de toda España con el fin de paralizar el derribo de una vivienda situada en la Calle Ofelia Nieto, 29. Ya entonces, se habló también del “Efecto Ofelia Nieto”.

El efecto somos nosotras. Sólo tenemos que creérnoslo. Y luchar.

Fuente: http://blogs.tercerainformacion.es/enredadaonline/2014/01/17/al-otro-lado-del-bulevar/

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